Con un negocio muriendo lentamente y una renta por vencer, este emprendedor encontró la prosperidad apoyándose en su miedo.
El año pasado estaba en un dilema. Había encontrado el éxito como escritor y coach, pero mi negocio se había ralentizado a niveles críticos. No sabía cómo iba a pagar la renta ni a comer. Obviamente me enganché el típico autosabotaje. ¿Por qué me está pasando esto a mi? ¡Debería ser rico para este momento! No estoy hecho para esto, ¡ayúdenme!
Me permití esos pensamientos durante una semana en la que no logré nada y despedacé mi confianza. La renta tenía que pagarse en tres semanas exactas y el tenía miedo de tener que regresar a casa de mis papás… otra vez.
Pero en los tres años que tengo siendo freelance y emprendedor, siempre he encontrado la forma de seguirme moviendo. He encontrado la forma de resolver algún problema o hacer una conexión nueva o toparme con algo nuevo, pero sólo cuando he seguido trabajando. Así que, a la mitad de mi triste semana, le di fuerzas a la débil voz en mi cabeza. ¡Síguete moviendo! Me dije a mi mismo.
Era duro pensarlo y mucho más hacerlo. Pero mientras estaba sentado en mi cama sintiéndome mal conmigo mismo, me entró la urgencia y supe lo que tenía que hacer. Sólo tenía que seguir escribiendo.
Así fue como un pequeño esfuerzo se multiplicó en miles de dólares a la semana
No sabía cómo lo haría ni sabía cuándo lo haría. Pero incluso con la amenaza del fracaso colgando sobre mi cabeza, confié en que mi mejor esfuerzo sería suficiente. Así que escribí sobre mi experiencia más valiosa: la razón por la que los profesionistas deberían emplear más tiempo haciendo listas de lo que deben hacer. No es precisamente el descubrimiento del hilo negro, pero terminar este artículo me devolvió el empuje que necesitaba. Y le fue mejor que a todos mis artículos anteriores cuando lo envié a una revista.
En una semana, estaba recibiendo propuestas de varios clientes potenciales. Después de dos semanas empecé a negociar el proyecto de escritura más grande de mi vida. Y exactamente 21 días después, me pagaron la mitad de mi primera tarea: 3 veces lo que debía de renta. ¡Salvación!
Cuando pienso en ese momento, un año después y habiendo superado los $5,000 dólares de ingresos semanales, le atribuyo todo a esa pequeña y aparentemente insignificante decisión: Escribir. Todo a mi alrededor me decía que renunciara y le permití a mi diálogo interno ponerse ese traje. Pero si no hubiera tomado la decisión de ignorar mis pensamientos y seguirme moviendo hacia delante, incluso ante la perspectiva del fracaso, me hubiera tenido que mudar a casa de mis padres derrotado. Hubiera tenido que olvidarme de la independencia por la que tanto he luchado. Hubiera renunciado a mi sueño.
Pero aquí estoy el día de hoy, después de muchos pequeños esfuerzos. Multipliqué por cuatro mis ingresos de escritura ayudándoles a otros a hacer de sus descubrimientos semanales un estilo de vida. ¿Mi especialidad? Las pequeñas acciones diarias que te hacen moverte hacia tus objetivos.
Después del éxito de mi artículo que hablaba de mi amor por las listas de pendientes, me prometí a mi mismo no volver a ponerme en una posición en la que no estuviera haciendo nada por lograr mis objetivos. Porque en el segundo en el que deje de crear valor para los otros, el segundo en el que deje de avanzar hacia mis objetivos, me empiezo a sentir inútil y esos sentimientos se alimentan a sí mismos hasta abatirme, lo que me evita ser útil y rentable.
Esas emociones negativas me mantuvieron en el sillón de casa de mi madre durante 3 años, pero no me permitiré tener esos sentimientos de nuevo. Por eso siempre tengo un plan, y tú deberías tener uno también.
Logra el éxito que mereces con un plan de acción
1. Que lo primero que hagas en la mañana sea despertar tu auto confianza
Para seguir moviéndote hacia delante tienes que tener energía e inspiración. Por eso medita, haz ejercicio y pon tus metas diarias desde que te levantas. Después yo paso inmediatamente a la acción. Pon una hora de rutina para ti mismo en la que incluyas tiempo para reflexionar, hacer ejercicio y planear los pasos que debes dar durante el día.
2. Comprométete a varias horas de trabajo real en el día
Cuando trabajo siento que tengo un propósito, dirección y confianza, que me estoy moviendo hacia delante. Cuando no trabajo me siento inútil. Pero es más difícil volver a escribir cuando no lo he hecho en algún tiempo, aunque sea un día. Por eso siempre planeo escribir independientemente de cómo me sienta o de lo que está pasando alrededor de mi. Si termino ese artículo o ese discurso, me estoy moviendo hacia delante. Y eso es lo único que importa.
Así que hagas lo que hagas, hazlo todos los días. Sé tan consistente que no te des la oportunidad de sentirte mal por ti.
3. Controla tus pensamientos.
Una vez que pierdes control de tus pensamientos, pierdes control de tus acciones. Y cuando pierdes control de tus acciones pierdes control de tus hábitos, y esos son los que determinan tu éxito.
Los pensamientos negativos fueron responsables de esa semana en la que casi me saco a mi mismo del juego para siempre. Pero una vez que les di la vuelta me hice el hábito de revisar mis pensamientos. Así que hice afirmaciones para iniciar mis mañanas: Tengo confianza en mi mismo, soy exitoso, soy consistente, etc. Después me di 20 minutos en la tarde para reflexionar sobre mis pensamientos. ¿Son negativos? ¿Me están ayudando o dañando? Y luego reflexiono sobre las cosas por las que estoy agradecido, emocionado y orgulloso para poder terminar el día enfocado en que estoy haciendo lo mejor que puedo. La meditación me ayuda a evitar el pensamiento basado en el miedo y me recuerda que siempre tengo la opción de elegir hacia donde voy.
Conclusión
Si quieres tener éxito, haz lo que tengas que hacer para seguirte moviendo hacia delante, sobre todo en los momentos más oscuros. El empuje hacia delante es un hábito, así que construye las rutinas que necesites para impulsarlo.
Empieza tus mañanas con algo que te dé energía y eleve tu auto confianza. Y luego ponte a crear algo inmediatamente. Puede ser escribir, diseñar, hacer publicidad, enseñar, pintar, etc. Sigue logrando los objetivos que te pusiste cada mañana y asegúrate de siempre elegir pensamientos positivos. Pon objetivos diarios para hacer afirmaciones, para ser agradecido y para visualizar. Aún mejor, pon una alarma recurrente cada 30 minutos para recordarte que debes evitar los pensamientos negativos y elegir pensamientos útiles.
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